Esta infraestructura sirvió para comunicar las poblaciones jareñas con Talavera de la Reina a través del término municipal de Alcaudete de la Jara. El cambio del trazado ya bien entrado el siglo XX supuso su abandono, si bien aún se mantiene en pie. En función de la documentación consultada, existe un expediente del año 1881 solicitando la creación de un puente en el tercer tramo de la carretera que debía unir Talavera, Navahermosa y los pueblos de la comarca de La Jara hasta Logrosán, en la provincia de Cáceres.

Un par de años después se registraba la creación de los cimientos en un puente sobre el río Jébalo. La confirmación de que estos datos aportados se corresponden con el comúnmente conocido como Puente Cacharro es algo que futuras investigaciones deben confirmar o rechazar, aunque en la planimetría de alturas realizada en 1883 ya aparece señalada una estructura pontuaria en el trazado de la carretera antigua de Talavera a Alcaudete, marcada en trazo rojo.

Compuesto por tres ojos con sus respectivos tajamares en piedra de sillería, sobre los que se apoyan unos arcos con la rosca y el intradós también compuestos por dovelas talladas, cuyas enjutas están rellenas por una fábrica a base de ladrillo. Sobre estos elementos sustentantes se apoyan un pretil de ladrillo y piedra, así como la calzada sobre la que transitaron vehículos, personas y animales de tiro durante años.

La importancia como nexo entre las dos orillas del Jébalo no debe mermar la relevancia que ha tenido este puente para las gentes de la localidad, sobre todo para aquellas generaciones más jóvenes que gustaban de ir a disfrutar de las aguas del río en esta parte y a practicar la pesca en sus ratos libres.